Teniendo en cuenta la longevidad y la robustez intrínsecas de la prenda, es interesante ver cómo las Barbours se visten de manera diferente y cómo se puede establecer un tono específico en un look. Simplemente queda demostrado que los clásicos nunca pasan de moda y mi chaqueta barbour tiene la cantidad justa de desgaste y carácter.
Uno de los graves problemas que presentan nuestras veteranas chaquetas enceradas, es que incluso si la chaqueta está en perfecto estado, los propietarios de estas magníficas chaquetas enceradas Barbour se quejan del olor que llega después de haberla usado por un tiempo. Esto se debe a la cera y/o grasa que al ser una sustancia natural se modifica con el tiempo. Si además la prenda esta sucia, el olor a rancio puede llegar a ser muy molesto y desagradable.
En estos casos, es muy habitual que los dueños de estas prendas las guarden en lugares distintos a las del resto de su ropa, ya que de no hacerlo, las prendas pueden llegar a impregnarse de ese olor a rancio típico de las prendas enceradas que han tenido un deficiente mantenimiento y conservación. Hemos oído hablar de personas que hacen todo lo posible para reducir ese mal olor, desde lavar con una solución diluida de vodka, a meterla en el congelador, o a dejarla al sol para que airee. Hay que tener claro que ese mal olor no se va a ir por si solo, y que para neutralizar o eliminar ese mal olor es necesario limpiar, higienizar, retirar la vieja cera, y volver a encerar la prenda. No es un trabajo sencillo, ya que el lavado atenua ese olor pero no lo elimina. Hacerlo adecuadamente requiere maquinaría, productos y profesionalidad.
El servicio que se ofrece desde esta web, incorpora un lavado integral, una higienización que neutralice olores y bacterias, y un reencerado que sea capaz de devolverle a su prenda el esplendor perdido de cuando la adquirió.